Los pueblos indígenas, peregrinos de Esperanza a través de la historia

La Pastoral Indígena de la Arquidiócesis de Popayán, continúa animando a cada uno de los hermanos originarios en sus territorios para que nos sigamos preparando para el gran día de Jubileo en el mes de agosto. Esta es la Segunda Semana de preparación, la cual la vamos a dedicar, para pensar en nosotros mismos y en nuestra historia como pueblos originarios que hemos caminado al lado de grandes hombres y mujeres que nos han amado, enseñado y dado a conocer a Jesucristo. San Pablo nos dice que nuestro último fin es el cielo, es la patria definitiva, es aquel espacio donde termina nuestro peregrinar terrenal, nuestra meta. Y nosotros: “Los pueblos indígenas, peregrinos de Esperanza a través de la historia” tenemos una historia tejida con muchas hebras de distintos materiales, de distintos colores, de distintos pensares y de distintos saberes. Esa historia esta unida a la gran sepa del Evangelio, y de un Jesús que se ha hecho compañero de camino a lo largo de nuestra historia y hoy después de quinientos años de evangelización, aun sigue vivo y presente en nuestras comunidades.
Que esta segunda semana, nos permita encontramos con nosotros mismos y con nuestra propia historia de vida para terminar tejiendo lo que nos falta a la historia de salvación.
SEMANA 2:
JUNIO 02 AL 07
Lema: Los pueblos indígenas, peregrinos de Esperanza a través de la historia
Texto Bíblico: Filipenses 3, 17-21
Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan según el ejemplo que tienen en nosotros. Porque muchos andan como les he dicho muchas veces, y ahora se lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales. Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a El mismo.
Palabra de Dios
Meditación: Texto extradido y organizado de las diversas predicaciones del Papa Francisco
Momento espiritual: Leer el texto Bíblico y con
versar en la Tulpa sobre la historia de Fe de nuestros pueblos, desde nuestros ancestros hasta hoy.
Obra de Misericordia: Visitar a los mayores, ancianos de mi comunidad
LOS PUEBLOS INDÍGENAS, PEREGRINOS DE ESPERANZA A TRAVÉS DE LA HISTORIA
La historia de los pueblos indígenas en Colombia está marcada por siglos de resistencia contra el despojo de tierras, la colonización, la violencia política y el olvido institucional. Pero Dios no se ha olvidado de su pueblo. Un pueblo que ha tejido la fe, la espiritualidad y la armonía entre los seres de la madre naturaleza y el Único Dios verdadero, Señor y creador de cuanto existe. Una historia, marcada con dolor, con sufrimientos, con luchas, con sangre de mártires, desde la llegada de los colonizadores europeos hasta la actualidad. Una historia donde las comunidades indígenas han tenido que enfrentarse a diferentes formas de violencia, pero lo que ha permanecido constante a lo largo de los años es su lucha por la recuperación de sus tierras y la defensa de sus derechos fundamentales. Esta lucha ha sido encabezada por muchos líderes que han dado su vida por la causa indígena, quienes, en muchos casos, fueron asesinados y olvidados por la historia oficial, pero que hoy representan el alma y la resistencia de los pueblos indígenas. (Memorias CRIC)
Un vivo ejemplo de martirio por las causas sociales y la reivindicación de los derechos fue Nasa Pal Álvaro Ulcué Chocué, el primer sacerdote indígena colombiano, reconocido por su labor en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y su compromiso con la dignidad de las comunidades ancestrales, especialmente en el Cauca. Nasa Pal, fue vilmente asesinado el 10 de noviembre de 1984, en Santander de Quilichao, a las afueras de la casa de las hermanas Lauritas. Álvaro Ulcué, permanece vivo y presente en medio de nuestros pueblos indígenas, su legado nunca morirá y siempre lo recordaremos como un “caminante de la palabra y de la esperanza”. La historia de estos líderes asesinados y olvidados es una de lucha, sacrificio y resistencia.
Y así como Álvaro Ulcué, ha habido grandes hombres y mujeres que han donado su vida por la Justicia social y la reivindicación de los derechos de los pueblos originarios y unido a ello, han sembrado semillas de Evangelio, semillas de esperanza, han sido caminantes y peregrinos de Esperanzo al lado del que sufre, del que llora, del pobre, del indígena.
Una Luz en el camino para los pueblos indígenas que andaban en medio de las tinieblas del olvido y la desesperanza, fue Santa Laura Montoya, conocida como la Madre Laura, es la primera santa colombiana, canonizada por el Papa Francisco. Santa Laura Montoya dedicó su vida a evangelizar a los indígenas, respetando su cultura y ofreciéndoles una educación que los impulsara a crecer en fe.
Una mujer que fue capaz de dejar las comodidades de la ciudad de Medellín, dejar su familia, dejar su trabajo, con el ánimo de adentrarse en la selva e ir a buscar las ovejas olvidadas que aún no conocían a Jesucristo; los indígenas, sus predilectos, sus grandes amores, después de Jesús Eucaristía y María Inmaculada.
Su vida ejemplar, entregada a los demás y marcada por una profunda fe, la convirtió en un modelo de santidad para muchas personas, especialmente en Colombia
Hoy la Madre Laura Montoya, nos deja un camino luminoso para recorrer, pues a través de su trabajo, ella se convirtió en una “peregrina de la esperanza” para las comunidades que sirvió, ofreciéndoles un camino hacia Dios y una vida llena de significado, y esas semillas de esperanza nos animan a seguir anunciando a Jesucristo camino, verdad y vida en medio de nuestros pueblos originarios.
Así mismo, el Papa Francisco, de grata memoria, a lo largo de todo su pontificado reconoció y defendió los derechos y la dignidad de los pueblos indígenas. Pidió disculpas por los abusos cometidos por la Iglesia Católica contra los indígenas en Canadá y ha enfatizado la importancia de su sabiduría ancestral, cultura y el rol en la protección de la naturaleza.
De igual modo en febrero de 2025 decía: “La defensa del derecho a preservar la propia cultura e identidad pasa necesariamente por el reconocimiento del valor de su contribución a la sociedad y por la salvaguardia de su existencia y de los recursos naturales que necesitan para vivir”. Y denuncia la grave amenaza que supone el “creciente acaparamiento de tierras agrícolas por parte de multinacionales, grandes inversores y Estados”: “Se trata de prácticas nocivas que amenazan el derecho de las comunidades locales a una vida digna”, escribe el Pontífice.
Y afirma: “La tierra, el agua y los alimentos no son meros bienes, sino la base misma de la vida y de la relación de estos pueblos con la naturaleza. “Defender estos derechos no es, por tanto, sólo una cuestión de justicia, sino la garantía de un futuro sostenible para todos”. “Animados por el sentido de pertenencia a la familia humana”, concluye el Papa, “podemos garantizar a las generaciones futuras un mundo en línea con la belleza y la bondad que guiaron las manos de Dios al crearlo”. De ahí el deseo de que los responsables de las naciones puedan tomar “las medidas adecuadas para que la familia humana camine unida en la búsqueda del bien común, de modo que nadie quede excluido y nadie se quede atrás”. (Francisco 2025)
Estos mensajes llenos de esperanza, son un eco que aun retumba en el mundo y siguen haciendo mella en el corazón de los pueblos indígenas. Mensajes que, a lo largo de doce años, escuchamos, sentimos y con ellos nos sentimos amados y muy cerca al corazón humano y amoroso del papa Francisco. Hoy nosotros pueblos indígenas queremos unirnos al gran grupo que como peregrinos de la esperanza seguimos caminando juntos, hasta alcanzar la plenitud de la vida que es Jesucristo.
Hago una cordial invitación a todos los hermanos originarios, para que, a lo largo de esta semana, nos pongamos
Esp. LUIS ARIEL FISCUÉ
Delegado de Pastoral Indígena Arquidiócesis de Popayán