Con la conquista y la colonia, la evangelización explica una nueva forma de concebir el mundo, el alma y el más allá. El culto a los muertos entonces adquiere una mayor trascendencia donde el rito litúrgico y la inmortalidad del alma se muestra en toda su dimensión.
De esta manera se escogen lugares, que se bendicen y son sagrados, para dar sepultura a los muertos. Inicialmente en Popayán, los fallecidos con cierto renombre eran sepultados al interior de las iglesias y los de escasos recursos en solares escogidos para el efecto. Así fue como, en un solar antiguo de la Capilla de La Ermita se ubicó el cementerio o Panteón, donde eran sepultados los cadáveres de los pobres.
En 1793, para evitar la emanaciones de los cuerpos en recintos cerrados, por disposición nacional se prohibió sepultar en las Iglesias y por lo tanto, se acudió a inhumar a todas las personas en el Cementerio de la Ermita que fue ampliado con la compra de solares adyacentes, en la denominada Loma de Cartagena, con el aporte de los canónigos de la iglesia y el gobierno local. Cerraron el cementerio con paredes de tapia pisada y bastidores de ladrillo cubiertos con teja y en el centro se erigió una cruz muy hermosa de piedra de cantera.
El 16 de septiembre de 1846, el Dr. Pedro Vicente Cárdenas, Gobernador del Cauca, expidió un Decreto para establecer en la parte occidental de la ciudad un nuevo Cementerio y panteón con bóvedas cubiertas. Una vez estudiados varios lugares se definió construirlo en las llanadas de Pandiguando, potrero de propiedad del Dr. Rafael Diago. Durante 12 meses se trabajó en un cerramiento octogonal con muros de ladrillo y mezcla.
El 27 de enero de 1848, a las 4 de la tarde, el Presbítero Manuel María Alaix, delegado por el obispo, bendijo el lugar en presencia de las autoridades y la ciudadanía, que con gran solemnidad participaron del evento.
La Capilla se empezó a construir con planos de Arquitecto José María de Mosquera y simultáneamente se levantaron dos bancos de bóvedas, a uno y otro lado de la Iglesia. Las obras fueron realizadas por el Maestro José Joaquín Álvarez Ante.
El célebre arquitecto José María de Mosquera tuvo un trágico final, pues cuando estaba dirigiendo la construcción de un puente de cal y ladrillo sobre el río Guaitara, de regreso a Popayán, en Hornillos, cerca de Mercaderes, un rayo lo fulminó en diciembre de 1858.
El Cementerio tiene un área de 41.242 metros cuadrados, se encuentra completamente cerrado y conserva en su totalidad su estilo característico, que lo muestra como uno de los Cementerios más bellos y representativos del país.
La cercanía del lugar, el fácil desplazamiento, la belleza de las edificaciones, la arquitectura tradicional, el cuidado del jardín y la presentación del Cementerio Católico hacen de este lugar sagrado un remanso de paz.
Fuente: Archivo Histórico Arquidiócesis de Popayán
- Eucaristías: Domingos 10 am.
- Exequias: se deben llenar los documentos en la propia parroquia y en la Curia Arzobispal para los derechos de cementerio.
Estos son los servicios que se prestan en el cementerio:
- Cenizarios u osarios en bloques y galerías.
- Cenizarios en la Iglesia San José.
- Servicios de inhumación por 4 años en bloques y galerías
El cementerio cuenta con amplias zonas verdes, jardines y fácil acceso para tomar servicio público de transporte.
Carrera 23 # 3 40
Horario de atención: Lunes a Domingo: 8:00 a.m. a 11:45 m. y 2:00 p.m. a 4:30 p.m.
Teléfono: 8333212
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