Lema: Los Pueblos Indígenas, sueñan con una vida digna, la Esperanza no defrauda.

Lema: Los Pueblos Indígenas, sueñan con una vida digna, la Esperanza no defrauda.

Los pueblos Indígenas, sueñan con una vida digna, la Esperanza no defrauda

MINGA PREPARATORIA PARA VIVIR  EL JUBILEO DE LA ESPERANZA  DE LOS PUEBLOS INDIGENAS  DE LA ARQUIDIOCESIS DE POPAYAN Mayo 25 al 24 de agosto  “Año Santo 2025”

Introducción

La Pastoral Indígena de la Arquidiócesis de Popayán, continúa animando a cada uno de los hermanos originarios en sus territorios para que nos sigamos preparando   para el gran día de Jubileo en el mes de agosto. Esta es la Tercera Semana de preparación. Esta semana centramos nuestra preparación en meditar las palabras del Papa Francisco, de grata memoria, quien siempre fijo su mirada de pastor y de padre en los pueblos originarios. Los pueblos indígenas fueron un referente a lo largo de todo su ministerio pretino. Siempre hubo una palabra de aliento ante el dolor, el sufrimiento y el maltrato. La esperanza y la misericordia fueron su legado y rotula que marcó el caminar y que con su voz de profeta y sus mensajes de evangelio siempre resonaron como trueno en los oídos de quienes lo escuchamos y atendimos a sus mensajes. 

Con san Pablo, Francisco nos hizo saber de nuevo que la esperanza no defrauda, no se frustra y que Jesucristo es nuestra única esperanza, pues en Él tenemos vida y vida en abundancia (Jn1 10, 10)

Que maría, la madre de la Divina espera nos acoja en sus brazos de madre y nos conduzca a Jesús el Señor de la Esperanza.

SEMANA 3:  JUNIO 08 al 14

Lema: Los Pueblos Indígenas, sueñan con una vida digna, la Esperanza no defrauda.

Texto Bíblico: Romanos 5, 1-5

Hermanos, por la fe, pues, hemos sido reordenados, y estamos en paz con Dios por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

Por él hemos tenido acceso a un estado de gracia e incluso hacemos alarde de esperar la misma Gloria de Dios.

Al mismo tiempo nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la esperanza no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones.

Palabra de Dios

Meditación: Texto extradido y organizado de las diversas predicaciones del Papa Francisco

Momento espiritual: Leer el texto Bíblico y con

versar en la Tulpa sobre los dolores, sufrimiento s y esperanzas de nuestros pueblos, desde nuestros ancestros hasta hoy.

Obra de Misericordia: Visitar a los cautivos de libertad, si los hay en mi comunidad

LOS PUEBLOS INDÍGENAS, SUEÑAN CON UNA VIDA DIGNA, LA ESPERANZA NO DEFRAUDA.

Los pueblos originarios hemos tejido a través de la historia caminos de resistencia y luchas continuas en pro de salvaguardar la integridad y alcanzar la planitud de una vida digna. Donde podamos ser tratados como iguales y vistos con los mismos ojos ante a el mundo.  Como indígenas merecemos respeto, soñamos una vida digna, con acceso a la tierra, salud, educación, pero para ello se precisa de la voluntad política de los gobernantes para implementar las políticas públicas en las comunidades.

La dignidad humana de los pueblos indígenas es un tema fundamental que se reconoce internacionalmente. Se trata de la idea de que todos los seres humanos, incluyendo los pueblos indígenas, poseen una dignidad intrínseca que debe ser respetada y protegida. Los pueblos indígenas tienen derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad, a la igualdad y a la no discriminación.

Con este eco de súplica, dolor y esperanza, llegamos después de quinientos años a encontrarnos entre los preferidos y amados por Dios y altamente reconocidos por la Iglesia como unos seres que valemos y que podremos tener sueños de esperanza, de una vida digna, donde nuestros derechos y nuestra humanidad sea recomida y valorada.

La convocatoria a vivir el Jubileo de la esperanza, y las gratas palabra del Papa Francisco de Feliz memoria, son un reflejo de que los pueblos originarios, hoy más que ayer estamos junto al corazón de papa y por ende de la iglesia.

He aquí unos fragmentos de la Bulla Jubilar: «La Esperanza no defrauda» (Rm 5,5). Bajo el signo de la esperanza el apóstol Pablo infundía aliento a la comunidad cristiana de Roma. La esperanza también constituye el mensaje central del próximo Jubileo, que según una antigua tradición el Papa convoca cada veinticinco años. Pienso en todos los peregrinos de esperanza que celebrarán su Jubileo en las Iglesias particulares. Que pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, «puerta» de salvación (cf. Jn 10,7.9); con Él, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como «nuestra esperanza» (1 Tm 1,1).

Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Que el Jubileo sea para toda ocasión de reavivar la esperanza. La Palabra de Dios nos ayuda a encontrar sus razones. Dejémonos conducir por lo que el apóstol Pablo escribió precisamente a los cristianos de Roma.

La esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida» (Rm 5,10). Y su vida se manifiesta en nuestra vida de fe, que empieza con el Bautismo; se desarrolla en la docilidad a la gracia de Dios y, por tanto, está animada por la esperanza, que se renueva siempre y se hace inquebrantable por la acción del Espíritu Santo.

Es justo reconocer que existen iniciativas esperanzadoras que surgen de vuestras bases y de vuestras organizaciones, y propician que sean los propios pueblos originarios y comunidades los guardianes de los bosques, y que los recursos que genera la conservación de los mismos reviertan en beneficio de sus familias, en la mejora de sus condiciones de vida, en la salud y educación de sus comunidades”.

Así mis, me es grato recordar que el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México se está preparando para celebrar, en el 2031, los 500 años de la primera aparición de la Virgen. Por medio de Juan Diego, la Madre de Dios hacía llegar un revolucionario mensaje de esperanza que aún hoy repite a todos los peregrinos y a los fieles: «¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?». [20] Un mensaje similar se graba en los corazones en tantos santuarios marianos esparcidos por el mundo, metas de numerosos peregrinos, que confían a la Madre de Dios sus preocupaciones, sus dolores y sus esperanzas. Que en este Año jubilar los santuarios sean lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar esperanza. Invito a los peregrinos que vendrán a Roma a detenerse a rezar en los santuarios marianos de la ciudad para venerar a la Virgen María e invocar su protección. Confío en que todos, especialmente los que sufren y están atribulados, puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos; ella que para el santo Pueblo de Dios es «signo de esperanza cierta y de consuelo».(Spes non confundit)

Esp. LUIS ARIEL FISCUÉ                                    

Delegado de Pastoral Indígena Arquidiócesis de Popayán

Éxito total en la celebración del Jubileo de la Esperanza con las comunidades afrodescendientes

Éxito total en la celebración del Jubileo de la Esperanza con las comunidades afrodescendientes

Norte del Cauca – En un ambiente de fe, alegría y profunda identidad cultural, las comunidades afrodescendientes de la Arquidiócesis de Popayán celebraron con gran fervor el Jubileo de la Esperanza, un acontecimiento que congregó a cientos de feligreses provenientes de diversas parroquias del norte del Cauca.

La jornada jubilar tuvo como momento central la celebración de la Eucaristía, presidida por Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, Arzobispo de Popayán, y concelebrada por varios párrocos que, junto a sus comunidades, peregrinaron para vivir este espacio de gracia, comunión y renovación espiritual.

La liturgia fue animada con gran riqueza musical por la Fundación Artística Quilisamanes, encargada de la animación del canto, y el grupo Mokumbaque, que con sus cantos afrocolombianos ofrecieron un testimonio vibrante de fe encarnada en la cultura.

Durante la celebración, se destacó la importancia de la identidad afro en el caminar de la Iglesia, así como la urgencia de seguir fortaleciendo los procesos pastorales que promueven la justicia, la dignidad y la esperanza en los territorios afrodescendientes.

“Esta celebración es un signo del Espíritu que nos anima a caminar juntos. Un testimonio de fe viva que nos impulsa a seguir construyendo una Iglesia más inclusiva y comprometida con su pueblo”, expresó Monseñor Omar Alberto durante su homilía.

El evento fue calificado como un verdadero éxito, no solo por la masiva participación, sino por la calidad espiritual y cultural del encuentro, que se vivió con profundo sentido eclesial y comunitario.

Desde la coordinación arquidiocesana de la Pastoral Afro, se hizo un llamado a continuar fortaleciendo esta misión evangelizadora y a que muchos más hombres y mujeres se sumen a este camino pastoral.

“Que esta celebración sirva de motivación para que muchas personas se vinculen a nuestra pastoral y sigamos siendo semilla de esperanza en nuestras comunidades”, señaló el Pbro. Edgar Mauricio Jiménez Ararat, delegado arquidiocesano para la Pastoral Afro.

Con este Jubileo, las comunidades afro celebraron su fe, su cultura y su historia, reafirmando su compromiso de ser una Iglesia en salida, alegre y profética, al servicio del Reino de Dios en el corazón del pueblo negro.

Numerosa asistencia y animada participación se vivió la peregrinación del Jubileo de las Familias en nuestra ciudad.

Numerosa asistencia y animada participación se vivió la peregrinación del Jubileo de las Familias en nuestra ciudad.

El pasado domingo 1 de junio, con una numerosa asistencia y animada participación se vivió la peregrinación del Jubileo de las Familias en nuestra ciudad. Se contó con delegaciones especialmente de las parroquias Sagrada Familia, Inmaculada Concepción, Sagrado Corazón de Jesús (Julumito), La Milagrosa, Divina Misericordia, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Jesús Nazareno (El Tambo), Nuestra Señora de Las Lajas (Timbío) y Divino Niño Jesús, y de manera más representativa estuvieron las Pequeñas Comunidades del SINE, pero también se hicieron presentes Movimientos Eclesiales como Equipos de Nuestra Señora, Camino Neocatecumenal y Juan XXIII.

A las 11 de la mañana todos celebraron la Eucaristía en la Catedral Basílica Nuestra Señora de la Asunción, que presidida por Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, Arzobispo de Popayán, y concelebrada por el Presbítero José Fernando Cárdenas Salazar, párroco de la parroquia Sagrada Familia. En su homilía Monseñor Omar Alberto invitó a reflexionar sobre lo que significa para nosotros los católicos la solemnidad de la Ascensión del Señor, el sentido y la riqueza del Jubileo, el testimonio de vida en la formación de la fe de los hijos, el valor de los abuelos y mayores en las familias y el amor y cuidado hacia ellos. Fue una Eucaristía de una gran solemnidad y participación, permitiendo que muchos de los asistentes pudiesen alcanzar la indulgencia plenaria personal o por algún difunto que la hayan pedido.

Importante resaltar y expresar gratitud a la Policía Nacional y al Grupo Scout #6 por su acompañamiento y colaboración en todo el recorrido de la peregrinación. Ello permitió garantizar la seguridad y el lucimiento de tan importante expresión de fe, esperanza y amor en nuestra ciudad.

Con esta significativa celebración se terminó el mes de la familia en nuestra Arquidiócesis y ahora se espera que la gracia del Jubileo produzca muchos frutos en la espiritualidad de las familias, ,porque “¡Las familias caminando unidas, son testimonio como peregrinos de esperanza”.

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