
Misa Crismal o de la Unción para renovar nuestra fe
¡Vengan, vamos todos a la fiesta de la santa comunión que congrega a los fieles con su clero y con su Obispo! De manera particular en este año Jubilar, convocado por el Papa Francisco.
Este es el día donde la Palabra y la Presencia del Señor alimentan la comunidad cristiana Diocesana o Arquidiocesana, pues, “ha hecho de nosotros un Reino de sacerdotes para nuestro Dios y Padre” (Ap 1,6), porción de hermanos en la fe y rebaño que El guía. Es el pueblo santo de Dios que camina en la comunión del Espíritu Santo y la obediencia a su Obispo, ese pueblo peregrinante, comparte sus carismas religiosos, culturales, artísticos y misioneros en la “MISA CRISMAL”, cuyo significado latino es “MISA DE LA UNCIÓN”.
No hay nada más grande, más sublime que nos haga vivir la fraternidad como, hijos, familia e Iglesia de Dios que una Santa Eucaristía, pues en ella se expresa la igualdad en medio de las limitaciones, es el acontecimiento donde las diferencias nos unen, la debilidad trae fortaleza y la fe de un Padre es la unión de los hermanos en Cristo Jesús. En la Santa Misa no importan las distinciones políticas, ideológicas, raciales, los estatus, las clases, sino solo la presencia de Dios. Ese es el contexto de una MISA CRISMAL, que se convoca para ser celebrada en la Catedral de la Arquidiócesis el Jueves Santo, pero que por razones de fraternidad sacerdotal se adelanta la semana anterior al Jueves Santo. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido” (Isaías 61,1). En esta eucaristía los ministros ordenados hacen la (Renovación de sus promesas sacerdotales) y son invitados a estar en comunión desde su Iglesia Particular con la Iglesia Universal en Cristo el Ungido.
Por eso, la Misa Crismal comprende la bendición del pueblo de Dios por parte de su Obispo en la compañía de su clero Arquidiocesano, allí, se consagra El Santo Crisma, (de allí, su nombre de Misa Crismal) que es distinto a los dos aceites que se bendicen en la misma celebración, (Óleo de los Catecúmenos y de los enfermos), con los cuales se administran los sacramentos de la Iglesia.
En la Misa Crismal se expresa la comunión, la consagración, la bendición, la renovación y el amor que le tenemos a Cristo y a la Iglesia, representada en sus ministros ordenados y en sus fieles laicos. Por tanto, Somos uno con Cristo, así que celebramos para recordar y vivir como peregrinos de la esperanza.
¡Vamos todos a renovar nuestra fe!
Vea a continuación el mensaje del padre Carlos Anuar Hurtado, delegado de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Popayán.
