Desde la Arquidiócesis de Popayán nos duele la profunda situación por la que atraviesa el departamento del Cauca, la muerte de menores de edad, el desplazamiento de comunidades, el reclutamiento juvenil, la violación a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario. El conflicto genera rupturas, lastima el tejido social y genera victimas; en cifras de violencia no hay un balance optimista, nos duelen tantas cosas que reflejan el deterioro humano y que va dejando a Dios de lado.
“La violencia es la conducta de alguien incapaz de imaginar otras soluciones a los problemas que se le presentan” (Fisas,2002:58). Por esohacemos un llamado a los grupos armados para que se respete la vida ¡Toda vida vale! A las entidades gubernamentales, es necesario reforzar la atención en emergencia humanitaria y la respuesta institucional ante esta crisis.
Desde la Pastoral Social, reiteramos nuestro compromiso para caminar en medio de la complejidad, con una presencia que acompaña para tender puentes hacia el dialogo y buscar caminos de esperanza que conduzcan hacia un cambio constructivo.
Y en este año en el que el Papa Francisco nos ha invitado a crecer en nuestra fe en el poder de la oración nos dirigimos a quien con su entrega incondicional en la cruz reconcilio en sí mismo todas las cosas derribando todo muro de división y le pedimos “Avive nuestro compromiso con los grandes valores del evangelio, porque necesitamos comprender que ´todo ser humano es nuestro hermano´, aun cuando se comporte como un enemigo, y que jamás podremos ser felices ´los unos contra los otros´ porque ´no hay paz sin justicia y no hay justicia sin amor y perdón´. ¡Jamás el futuro de nuestro país y de nuestro departamento podrá cimentarse sobre la violencia, sobre el terrorismo o la lógica de la guerra!” (Cfr. Oración de Caritas Internacional por la paz de Colombia). Por eso hoy con San Pablo “suplicamos en nombre de Cristo: dejémonos reconciliar por Dios” (II Cor.5,20).